Una de las grandes metas de la pedagogía Waldorf es la formación de seres  humanos autónomos, creativos, con una autoestima sólida que les permita descubrir y desarrollar sus talentos por medio de un interés real hacia el conocimiento. Esto junto con una voluntad sana y un sentir equilibrado, construido y acompañado de forma consciente desde la primera infancia hasta el colegio, pueden generar un impacto positivo e integral en la esencia del estudiante.
Además, la presencia activa de las familias es fundamental en la pedagogía Waldorf y en la filosofía Andina debido a que la mejor manera de enseñar valores a los educandos es por medio del ejemplo. Los estudiantes deben observar y sentir que una comunidad formada por profesores y familias los sostienen y les muestran un trabajo conjunto en el cual se desarrolla la vida diaria, semanal y mensual de la escuela. Las familias están presentes en varios aspectos de la organización interna de la escuela, ya sea en la preparación del refrigerio, en la gestión de algún evento, en la asistencia a la minga para limpiar la escuela, etc. El vínculo familia / escuela es importante fortalecerlo y renovarlo.